Expresiones como “salud democrática”, “el pulso de la
calle” y otras tantas se han unido desde hace algún tiempo a esa larga lista
palabras podridas de tanto usarlas. Así que cuando se presenta la ocasión de
utilizarlas de manera precisa, uno descubre que el significado de ciertos
términos se ha diluido en los malos usos.
El objetivo de esta breve exposición es analizar las
variables y consecuencias principales de la reunión popular que tuvo lugar en
Madrid el 25 de septiembre del presente año. Trataré de manejar sólo cifras y
fenómenos comprobables con el objetivo de que las opiniones personales sólo
afloren ante los ojos de quienes no se conforman con humildes propósitos de
objetividad. A partir de un esquema claramente definido quedarán estructuradas
todas las respuestas a los interrogantes más escuchados estos días. Los hipervínculos
ofrecen acceso a diferentes fuentes de información.
¿Qué pasó el 25-S en Madrid?
El 25 de septiembre tuvo lugar una concentración
ciudadana frente al Congreso de los Diputados. Miles de personas (ya se
abordará después una cifra más o menos exacta) se reunieron ante la sede de la
institución más representativa de la política española para manifestar su
profundo descontento con el sistema vigente. Esta tensión, presente desde hace
años en la realidad del país, se ha agravado con los “ajustes presupuestarios”
(recortes) del Gobierno. Las últimas decisiones tomadas por el Ejecutivo,
sumadas a la eterna reivindicación de un cambio político (privilegios de los
dirigentes, método electoral, abusos de los bancos, etc), han llevado a la
calle a los ciudadanos.
La noticiabilidad del 25-S, sin embargo, ha recaído en
el enfrentamiento entre manifestantes y los cuerpos de seguridad del
Estado, cuya actuación se ha saldado con 35 detenidos y 64
heridos, de los cuales 27 son policías.
¿Qué papel jugó la Policía?
La pregunta anterior anticipaba que la contundente
actuación policial fue uno de los aspectos más analizados en los medios
al día siguiente. De acuerdo con el artículo 104 de la Constitución, “Las
Fuerzas y Cuerpos de seguridad, bajo la dependencia del Gobierno, tendrán como
misión proteger el libre ejercicio de los .derechos y libertades y garantizar
la seguridad ciudadana.” En relación a este punto, no cabe duda de que los
efectivos allí presentes se extralimitaron en el ejercicio de sus funciones. Si
bien es cierto que muchos manifestantes emprendieron acciones violentas que
suponían un peligro para la seguridad, los
agentes actuaron con violencia (agresiones por encima de la
cintura), de manera indiscriminada e incumplieron normas básicas en su ejercicio,
como no llevar visible su número de identificación.
¿Qué papel jugaron los manifestantes?
Una gran mayoría de los manifestantes abrazaron de
manera pacífica sus consignas.. Uno de los primeros detenidos –en torno a las
18 horas- , fue un miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), quien
saltó una de las vallas que rodeaban el Congreso. A las 20 horas, este gesto
había sido repetido en varias ocasiones y el balance era de 5 detenidos. Los
enfrentamientos con la Policía, según indican fuentes audiovisuales, se
agravaron con la llegada de encapuchados de grupos radicales, que no fueron
bien recibidos por el resto de los allí presentes. La mayoría de medios indican
que, cuando a las diez menos cuarto de la noche ya habían sido detenidas 22
personas, las cargas de los antidisturbios habían tomado un cariz más violento.
¿Qué papel jugó la clase política? ¿Cuántos diputados
asistían al pleno? ¿Qué paso en el pleno del Congreso?
Desde que el movimiento 25-S se comenzó a gestar en verano por las redes
sociales comenzaron a sucederse, las reacciones de la clase política,
destinataria principal de la protesta. Surgieron diferentes maneras de
enfocarlo, desde el escepticismo del coordinador general de IU,
Cayo Lara hasta la comparación del movimiento con un golpe de Estado por
parte de la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. La clase
política se ha mantenido en un aparte del que sólo ha salido a la hora de
valorar la actuación policial. Rubalcaba criticó la dureza de la Policía
trazando un símil con el 15-M, mientras que el PP alabó la actuación en base a
los principios del Estado de Derecho.
La sesión plenaria se abrió a las
16:05 horas y la cifra de 314 votos (uno de ellos, telemático) nos permite
conocer cuántos diputados asistían al pleno. El País, sin embargo, había cifrado
en 50 los asistentes.
¿Por qué fue la concentración? ¿Quién llamó a la
concentración?
La plataforma ciudadana ¡En
pie! comenzó en el mes de julio (en agosto ya se hablaba del movimiento) a
poner en circulación sus reivindicaciones. En su página web se define como
"un movimiento de carácter social, antineoliberal,
anticapitalista, antipatriarcal y democrático". Es cierto que estuvo muy presente esta rotunda
caratecrización ideológica, pero se sumó una gran multitud que aludía a una
crisis política española que no necesariamente se correspondía 100% con esos
presupuestos.
Remitiéndonos de nuevo a su sede
virtual, el objetivo de la protesta era constituirse en un método de presión
para rodear (primero fue ocupar) el Congreso y conseguir un nuevo
modelo político con puntos tales como la "nacionalización y control público de sectores
estratégicos y de primera necesidad para la sociedad" y la anulación
de los procesos legislativos que han conducido a los recortes.
¿Dónde viste las noticias? ¿Cómo valoras esa información recibida?
¿Qué le faltaba?
La emisora Onda Cero, desde su programa la Brújula
apenas entró en materia entre las 20 y las 24 horas. Pecaron de insuficientes y
poco documentadas las conexiones que se realizaban. La versión digital de El
País mantenía un nivel muy decente de actualización de la información en
breves, que eran acompañados de imágenes de Neptuno. Fue la red social Twitter,
cuestionable como fuente, la que mayor cantidad (que no calidad) de información
ofrecía, respaldada también con fotografías. La cobertura a pie de calle
realizada por la Sexta fue también bastante exhaustiva.
Si tenemos en cuenta los medios técnicos de los que
disponen los periodistas hoy en día, la información fue en principio algo
escasa, poco inmediata y desordanada. Bastó con consultar el New York Times
para ver que en ocasiones era mejor la información que recibía la gente fuera
del país. Como dato sintomático, señalar que la CNN ya había dispuesto un
streaming (con vídeo) en Internet al día siguiente, algo que no se encontró
fácilmente en medios nacionales el 25-S.
¿Qué consecuencias o qué lectura se puede hacer de la concentración?
En el plano social, pone de manifiesto el sentimiento
de malestar general existente en la sociedad española que ven cómo les son
arrebatados ciertos modos de vida que se habían asentado en la realidad
económica y política. Da cuenta también de la polarización ciudadana entre
políticos y no políticos, algo que recuerda a los antiguos estamentos de
privilegiados. Reaviva el debate de la policía como cuerpo estatal represivo
frente a la función de servicio y la eterna cuestión de la violencia justificada.
En el plano periodístico, pone de relieve el valor de
lo que se ha llamado participación ciudadana en el periodismo y sitúa a esta
ciencia de la información como ese arma de doble filo, capaz de gritar la
verdad, pero también de manipularla.
¿Qué otras preguntas habría que hacerse?
Podríamos entrar a valorar las cifras de asistencia o
el número de agentes por manifestante y su repercusión psicológica en cualquier
concentración.
Un humilde servidor se preocupa, sobre todo, por la
cadena Delegada del Gobierno – Policía, lo que nos lleva a preguntarnos quién
está al servicio de quién. ¿Existe un ellos y un nosotros irreconciliables?
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